lunes, 25 de abril de 2016

LA MENINGITIS

     Es una inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Puede estar provocada por virus, hongos y bacterias, incluyendo Listeria, los estreptococos del grupo B y E. coli.
                                                                                     
   

     Los síntomas de infección en los recién nacidos no son muy específicos y pueden incluir llantos inconsolables, irritabilidad, dormir más de lo habitual, somnolencia, falta de interés por mamar del pecho o tomar el biberón, temperatura corporal baja o inestable, ictericia, palidez, problemas respiratorios, erupciones, vómitos o diarrea. A medida que va avanzando la enfermedad, las fontanelas del bebé, o puntos blandos, pueden empezar a abultarse o sobresalir.

     La meningitis, sobre todo la de origen bacteriano, es una infección grave en los recién nacidos. Si se sospecha que un bebé puede tener meningitis, se le practicará una punción lumbar, insertando una aguja especial en la columna vertebral para extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo. El tratamiento de la meningitis depende de lo que la haya provocado. Los lactantes con meningitis fúngica o bacteriana recibirán antibióticos, mientras que algunas meningitis de origen vírico se puede tratar con fármacos antivirales. Todos los bebés con meningitis suelen tener que pasar un tiempo en el hospital, donde, aparte de administrarles abundantes cuidados paliativos, pueden controlarlos atentamente.
Los agentes infecciosos entran a las meninges de varias maneras: Por vía hematógena durante una bacteremia, a partir de infecciones de las vías respiratorias altas (fracturas de cráneo, defectos congénitos de la duramadre), a través del cráneo, por las vénulas nasofaríngeas, por diseminación directa de un foco infeccioso subyacente (sinusitis, ruptura intraventricular de un absceso cerebral) por introduccion de organismos durante procedimientos quirúrgicos o diagnósticos (punción lumbar). Una vez establecida la infección meníngea, ésta se extiende rápidamente a través del espacio subaracnoideo.

     La patogénesis de cada agente o de la familia de virus que causa la meningitis viral es variable. Sin embargo, la incidencia de la meningitis viral es una complicación poco frecuente de las infecciones sistémicas comunes. Los virus penetran en el huésped inicialmente a través del tracto respiratorio, tracto gastrointestinal, tracto urogenital, o roturas en la piel. La mayoría de los virus se replican cerca del sitio de entrada (la replicación de primaria) y tener acceso al SNC por vía hematógena más común o a través de vías nerviosas (nervios perifericos). Después de la replicación primaria, el virus se propaga al tejido linfático, donde puede haber ampliación de la carga viral, y luego en el torrente sanguineo El virus entra en el sistema nervioso central a través del plexo coroideo o por infección de las celulas endoteliales capilares . Algunos virus de la rabia, virus (herpes simple, virus varicela-zoster, y de la poliomielitis) pueden usar la vía neuronal entrar en el sistema nervioso central a través del transporte axonal de la mucosa, músculos o las uniones neuromusculares. Los virus que entran en el SNC a través del plexo coroideo son más propensos a producir meningitis virales, mientras que las otras vías son más propensas a ser utilizada por los virus causantes de encefalitis o mielitis.


     La inflamación en las partes más profundas del cerebro y la necrosis neuronal no se ven. La combinación de la destrucción de las células ependimarias y meníngea y la consiguiente respuesta inflamatoria al parecer es responsable de las manifestaciones clínicas de la fiebre, rigidez de cuello, dolor de cabeza y fotofobia.  

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